Dale su lugar a Dios
Por: Pastor Rolando Rodríguez
05/12/2021
Juan 14:15 (NTV). En estos tiempos que vivimos, el amor de muchos se ha enfriado. Por eso, debemos preguntarnos si amamos de verdad a Dios. Jesús dijo que, si lo amamos, debemos obedecer sus mandamientos. Dios quiere el primer lugar en nuestra vida, no ser un accesorio, solo una idea o un seguro para momentos de necesidad.
Mateo 6:33 (NTV). Hay poder en nuestra vida cuando ponemos a Dios primero: en prioridades, en decisiones, en necesidades, en nuestra familia, en lo diario; los primeros frutos santifican lo demás.
Pero, si Él no es el primero, el Señor para nosotros, entonces no hay bendición, ni paz, ni favor.
Hoy en día, luchamos con una tentación sutil. ¿Cuál? La tentación de querer hacer nuestra propia voluntad antes que la de Dios. Recordemos a Adán y Eva, fueron tentados a comer el fruto y hacer su voluntad.
Éxodo 13:2. Consagrar significa: ofrecer, dedicar, entregar, santificar. Jesús fue el primogénito y fue sacrificado por nuestros pecados. Jesús se entregó para que nosotros fuésemos bendecidos, porque, cuando lo primero es entregado, el resto es bendecido.
– Cuando asistimos a la iglesia el domingo, el resto de la semana es bendecida.
– Si oramos y leer la Palabra al comenzar cada día, todo ese día es bendecido.
– Cuando damos a Dios el diezmo, el 90% restante será bendecido.
– Cuando empezamos algo y lo consagramos a Dios, lo que hagamos será bendecido.
Dios bendijo a Abraham e Israel porque honraron a Dios con los primeros frutos.
Malaquías 3:8-10. En lo económico Dios nos enseno a honrarlo con los primeros “diez”. 10 es símbolo de redención y está en la Palabra en muchos pasajes: los 10 mandamientos, 10 camellos para conseguir esposa para Isaac, 10 asnos con lo mejor de Egipto de José para su papá, Jacob dio el diezmo para Dios.
– El diezmo no debe ser lo último, sino lo primero que hagamos al recibir una entrada.
– Esto le dice a Dios que es el primero en nuestra vida.
– Tal vez la falta de esto, es que los ingresos de muchos no son bendecidos.
Es el tiempo de hacer de Dios, lo primero sobre toda nuestra vida.
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